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El misterio de cómo las estrellas moribundas expulsan el material que formará nuevos planetas ha ocupado a los científicos durante décadas. Un equipo de astrónomos de Europa y Australia logró ahora descifrar el enigma.
Se sabe que estrellas como el Sol lanzan al espacio gran parte de su masa hacia el final de su vida, pero no estaba claro cómo esas partículas logran desprenderse.
Los investigadores utilizaron los potentes instrumentos del telescopio VLT de la Agencia Espacial Europea (Very Large Telescope o Telescopio Muy Grande), situado en el desierto de Atacama, para detectar partículas de polvo y silicio de estrellas de apenas una millonésima de metro en longitud.
"Es como si un observador se encontrara en Sidney y pudiera ver una taza de café en una mesa en Melbourne y medir su tamaño", dijo a la BBC Barnaby Norris, de la Universidad de Sidney, uno de los autores del estudio.
Hasta ahora se pensaba que los granos de polvo se formaban en torno a las estrellas y absorbían su luz hasta que eran expulsadas a grandes velocidades hacia el espacio.
Sin embargo, modelos computarizados que recrean ese tipo de eventos sugerían que las partículas de polvo se calentarían demasiado al absorber la luz estelar, evaporándose antes de ser expulsadas.
Al medir los granos de silicio, los astrónomos encontraron que su tamaño es mucho mayor de lo que se pensaba y en lugar de absorber la luz del astro la reflejan como si fueran diminutos espejos, permaneciendo a temperaturas menores sin ser destruidas y siendo luego impulsadas por la luz.
Tormentas
Las partículas de polvo y material se desplazan en el espacio hasta que pasan a formar nuevos planetas o se incorporan a nebulosas con cunas de estrellas.
"Los granos de arena se convertirán en los bloques de los planetas. Nuestra propia Tierra se formó del polvo de una estrella. Hemos dado un gran paso para entender este ciclo de vida y muerte", dijo Albert Zijlstra, de la Universidad de Manchester, en Inglaterra, otro de los investigadores.
En un efecto similar al de una tormenta de arena, las partículas o granos de polvo y silicio alcanzan velocidades superiores a los 30.000 kilómetros por hora.
Las tormentas producidas hacia el final de la vida de una estrella producen vientos 100 millones de veces superiores al viento solar. Los científicos estiman que el Sol iniciará ese proceso de expulsión de gases dentro de unos cinco mil millones de años.
Los investigadores resolvieron el misterio del polvo estelar mientras estudiaban la muerte de tres gigantes rojas, estrellas que en el pasado fueron como el Sol pero han agotado el hidrógeno en su núcleo convirtiéndolo en helio por fusión nuclear. Al comenzar a quemar hidrógeno alrededor del núcleo estelar, las capas externas aumentan de tamaño y se vuelven más frías.
Para Norris, "el mecanismo por el que escapa la masa de estas estrellas es uno de los grandes interrogantes de la astronomía. En este gran rompecabezas, nuestro estudio aporta una pequeña pieza".
El estudio fue publicado en la revista Nature.
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