
La investigación debería incluir estudios de los diferentes materiales radiactivos liberados del combustible dañado durante un incidente de fundición del núcleo, además de un examen escrupuloso de la forma en que el combustible nuclear interactúa con agua dulce y agua del mar, señala el artículo. Las investigaciones podrían conducir a modelos de pronóstico que ayudarían a los operadores de plantas nucleares a responder ante acontecimientos imprevistos tomando medidas apropiadas y oportunas que minimicen los impactos sobre el medio ambiente y la salud humana.
Lo que ocurrió en Fukushima
El 11 de marzo de 2011, los tres reactores en operaciones en Fukushima se apagaron rápidamente después del terremoto. La mayor parte del combustible en esos reactores era dióxido de uranio. Cuando el tsunami inundó el sitio unos 40 minutos después del terremoto, se perdió la energía nuclear y a eso siguió la pérdida de la fuente de energía local para emergencias, lo cual causó un apagón en la estación y la pérdida del refrigerante del reactor. Lo siguiente fue una fundición parcial del núcleo en las unidades 1, 2 y 3. La reacción del revestimiento de aleación de zirconio del combustible con el agua a temperaturas altas generó gas de hidrógeno que se acumuló y explotó en cuatro de las unidades del reactor. El escape de radioactividad, aparte de los productos gaseosos y volátiles de la fisión, fue controlado con toneladas del agua del mar que se usó para enfriar los núcleos y las piletas de almacenamiento. A pesar de todas las incertidumbres e incógnitas acerca de los efectos de corto y largo plazo, Ewing considera que el uso de agua del mar para enfriar los reactores de Fukushima fue, probablemente, el recurso adecuado.
Durante la crisis nuclear que siguió al terremoto y tsunami fueron evacuadas más de 80.000 personas del área más cercana a la planta Fukushima, y más de un año después siguen desplazadas. El gobierno de Japón ha asignado inicialmente 13.000 millones de dólares en contratos para empezar la descontaminación y rehabilitación de una región de más de 35.000 kilómetros cuadrados expuesta a la precipitación radioactiva.
Cincuenta y dos de los 54 reactores nucleares de Japón permanecen apagados un año después en un país donde la energía nuclear antes proporcionaba el 30 por ciento de la electricidad.
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